2014-11-26

Cuando las gotas de lluvia caen en fila de una tras otra.

Me acuerdo de la ventana cuando las gotas de lluvia caen en fila de a una tras otra. Mientras deslizan seguros y obedientes los pensamientos dictados en el gran libro. El ego que todo lo guarda. Mas si acaso a veces no leo su interior al completo. Por que el soneto que suena, me hace de parapeto, de parapeto, para ser libro. Y por que no, a veces coqueto. En cambio, cavando todo cabe sin medida, sin brujula, sin norte, sin mapas. Es ahí, cuando la valia de los buenos viajeros se pierde entre arboles y arbustos.
Sutiles diferencias de tamaño hacen deferencia obligada a que vivimos en el mismo habitat. Pero no pernoctamos en las mismas clases. Si me cortaran una rama, sacrilego sería el acto, y no acato tal muestra de ingravidez por mucha valentia que demuestren enterezas tras castillos de naipes y barajas españolas.
Pues convencen a auditorios deseosos de bailar el agua y mojarse sin impedimentos, las posaderas. Pues todo es la parte del todo. El arbusto ahi apartado; parte necesaria para hacerme un hueco mullido a la sombra del árbol. Que mece el viento cual hoja desechada sin demasiado convecimiento de tener el sacrificio por bandera, para ser carnaza en un festin de panteras.
A lo hecho dicho, ya lo dijo ese que abre la boca para cerrarla inmediatamente de darse cuenta que las palabras son dueñas de la saliva expulsada por la lengua. En diferentes formatos y sonidos. Agazapados, obedientes. Para escapar obligados por la situación de llenar un silencio atormentado. Mientras la lluvia cae orgullosa en nuestra ventana sabiendose todo. Sabiendose poderosa. Es cierto que pensamos juzgamos, reimos, lloramos, creamos pero mas cierto es, que no somos el unico ser que razonamos, organizamos, cantamos, meamos o cagamos. Ahi todos somos iguales y ese, es el principio universal de lo que somos. Seres de la misma madre, del mismo tallo, de la misma gota, de la misma piedra, del mismo tejido, del mismo o de la misma. y aunque saquemos al aire en victorioso afan de creernos mejores. En nuestras miserias nos damos cuenta que en eso
nos parecemos.