Xirimiri

Caen chuzos de punta,

en piedras lisas,

en sombrillas de colores,

veloces carreras, hojas y papeles,

buscan su destino apresurando momentos.

Pétalos aprovechan el refresco,

que le brindan los monzones,

lágrimas constantes acarician,

el vello de tu sabueso jugueton.

Caricias caen ácidas,

colándose en tardes de oscuro,

salen los caracoles, olor a hierba limpia,

edificios muertos, lavan sus fachadas,

refresco agradecido en tardes de verano.

Continua monotonía norteña,

montes, jardines,hortalizas orgullosas,

espectadores principales de paisajes añorados,

fastidiosa compañía de turistas despistados,

bienaventurado, bien de compartida necesidad.

Dedicado a toda esa gente que hace click (merci, moltes gracies, eskerrik asko, gracias y no pareis de clikear)

Nunca pensé,
un día verme aquí,
y ahora te canto,
aquello que sentí.

A veces soñaba,
con cuatro acordes mal dados,
en locales destartalados.

Me di cuenta a tiempo,
que no importa, 
por donde sopla el viento.

Me hice escritor,
poeta y trovador,
aunque seguimos con lo puesto,
hay que echarle valor.

Es el calor,
que siento en mis venas,
olvido mis penas,
los malos momentos.

Convierto en canciones,
gritandole al viento,
confiasteis en mi,
me disteis talento,
hicisteis que no fuera un cuento.

A vuestra altura,
os digo contento,
también esto es vuestro,
compartamos el momento.

Sueño

Ayer soñé, que mi opinión no importaba,
ayer soñé, que valía nada,
ayer soñé, con agua clara,
ayer soñé, ver de nuevo tu mirada.

Ayer soñé, que nada soñaba,
ayer soñé, con agua estancada,
ayer soñé, con el rocío en tu entrada,
ayer soñé, que no soñé nada.

Ayer soñé, con caracoles en tu ventana,
ayer soñé, al despertar en la mañana,

ayer soñé, al alba abrazada,
ayer soñé, que el sueño se esfumaba.

Ayer soñé, sueños de alegría,
ayer soñé, que nunca te perdería,
ayer soñé, con dicha y melancolía,
ayer soñé, cercana tu compañía.

Ayer soñé, estrechar tus manos,
ayer soñé, como nos arrebatamos,
ayer soñé, eramos perros sin amos,
ayer soñé, lo que nos amamos.

Criminalización

Oscuros tintineos despiertan madrugadas,
negras pisadas, apresuran minutos,
paraíso incendiado, sueños interrumpidos,
final de infantiles trastadas.

Gritos, sonrisas, lágrimas, tiempo detenido,
detenido el tiempo, se aleja,
silencio bullicioso, pasillo atormentado,
cuanto inocente torturado,
en frío ladrillo apaleado.

Irrealidad imaginaria, felicidad truncada,
preocupación en verdes praderas sangrientas,
corazón desprende al alba,
destello cansino, bolsa y electrodos de caricias. Revientas.

Sombra negra en altar de robles,
preguntas sin respuestas, silencios complicados,
compañía tardía, soledad infinita,
lluvioso mediodía en tierra de nadies.

TÚ PRIMER BESO

             Te recuerdas de aquella idea de la que te hable, la misma que rondaba tantas veces nuestras alborotadas cabezas adolescentes. Ese beso que se convirtió en una apuesta, de haber quién sería el primero en besar a la señorita maxwell. Aunque solo fuera un casto beso en su maxilar. Daba igual si el derecho o el izquierdo. Era una cuestión de honor, de pura galantería o pedantería de utilizar palabras tan rechonchas, que parecían engordadas, como una persona con exceso de grasas hidrogenadas.

            Pero volvamos a la apuesta, que aún hoy, cuando lo recuerdo me parece gracioso. Púes no hay mayor gracia que haber ganado. La sensación de victoria embriaga el cerebro, como un buen beso en los maxilares de la Srta Maxwell. Faltaría mencionar que después de  aquella noche (y ya han pasado treinta años), mi amada señorita no se ha ido de mi lado, es más puedo notar como sigue mis pasos: unas veces me sonríe, otras me guiña el ojo, se viste de gala solo para mí, utiliza lencería fina para nuestros encuentros bajo la bata, o me espera paciente en la ducha.

           

            Que cara se te quedo cuando me acerque al televisor y le di un largo e intenso beso en sus maxilares, pero mas sorpresiva fue tu cara, al ver mi piso plagado de sus fotos.