2011-06-27

TÚ PRIMER BESO

             Te recuerdas de aquella idea de la que te hable, la misma que rondaba tantas veces nuestras alborotadas cabezas adolescentes. Ese beso que se convirtió en una apuesta, de haber quién sería el primero en besar a la señorita maxwell. Aunque solo fuera un casto beso en su maxilar. Daba igual si el derecho o el izquierdo. Era una cuestión de honor, de pura galantería o pedantería de utilizar palabras tan rechonchas, que parecían engordadas, como una persona con exceso de grasas hidrogenadas.

            Pero volvamos a la apuesta, que aún hoy, cuando lo recuerdo me parece gracioso. Púes no hay mayor gracia que haber ganado. La sensación de victoria embriaga el cerebro, como un buen beso en los maxilares de la Srta Maxwell. Faltaría mencionar que después de  aquella noche (y ya han pasado treinta años), mi amada señorita no se ha ido de mi lado, es más puedo notar como sigue mis pasos: unas veces me sonríe, otras me guiña el ojo, se viste de gala solo para mí, utiliza lencería fina para nuestros encuentros bajo la bata, o me espera paciente en la ducha.
           
            Que cara se te quedo cuando me acerque al televisor y le di un largo e intenso beso en sus maxilares, pero mas sorpresiva fue tu cara, al ver mi piso plagado de sus fotos.     

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